En principio, la fibrosis es totalmente asintomática, incluso cuando alcanza el estado de cirrosis. Hablamos en este caso de “cirrosis compensada“, es decir, no complicada. Es posible que se descubra de manera fortuita durante un examen rutinario. Con el avance de la cirrosis, se corre el riesgo de pasar de una cirrosis compensada a una cirrosis descompensada. Como consecuencia de ello, se producen complicaciones hepáticas:
- La hipertensión portal dificulta la circulación venosa causando un aumento de presión en la vena porta. Puede causar hemorragias por rotura de varices esofágicas.
- La ascitis consiste en la aparición de un exceso de líquido en la cavidad abdominal, que puede infectarse.
- La ictericia corresponde a una coloración amarillenta de la piel y de otros tejidos provocada por el aumento de bilirrubina en la sangre.
- La encefalopatía hepática consiste en trastornos neurológicos asociados a la acumulación de toxinas no eliminadas.
- El cáncer primario de hígado, también denominado “carcinoma hepatocelular” es una complicación final de la cirrosis y puede ser asintomático durante mucho tiempo.
Para comprender mejor las complicaciones de la cirrosis, ofrecemos este video: